27 diciembre 2019
Ser como un niño es una gran meta que merece la pena.
La curiosidad y el entusiasmo son dos excepcionales características de los niños, y los humanos más bendecidos son aquellos que mantienen esas cualidades durante toda su vida.
Vivo la vida saliendo y explorándola, ahondando en ella sólo por el placer de sentirme vivo, lo cual es en sí recompensa suficiente.
Dar la cara a la vida tiene la gran virtud de ver todo y saber en el instante cómo proceder mejor y luego seguir adelante y hacerlo. Estoy aquí con el propósito de vivir, que significa poner todas las facultades que Dios me ha dado, a su máximo y mejor uso.
Sólo por hoy: Tengo un programa que estimula mi curiosidad y entusiasmo por vivir; y lo que descubra lo comparto con los demás.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.